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QUÉDATE NOCHE



¿Qué haría sin ti, Noche? ¿Qué haría sin la mágica locura de tus sombras tentadoras? ¿Bajo qué almohada escondería tanto silencio custodiado? ¿Dónde posaría mi mirada sin la ceguera obediente de lo oscuro? ¿A qué lápida fecundada enviaría mis párvulas oraciones? ¿Qué cortina arrearía para enamorarme del guiño de la luna? ¿A qué lugar vendría a buscarme su espectro de veleta? ¿A qué dulcineas amaría en mis sueños de quijote? Quédate Noche y recítame otra vez el cuento en que descubro a la princesa de la sonrisa interminable…

ES EL DÍA...



Ahora... mis días rompen tarde, como cangrejos desmemoriados... Aún así –en la retaguardia- contemplo la cortina de sol sobre un mundo que me parece menudo, como hecho a escala para un peregrino pequeñito... Hay voces de perros entre las piernas de los que caminan. Perros insignificantes que orinan su costumbre en las farolas que se yerguen hacia un cielo que duele de azul. Hay saludos de desconocidos que creen conocerse y una sonrisa pintada en un maniquí estrecho y desmadejado. Es el día. El día que bebo tarde como una pócima olvidada. El día trémulo que pareciera teñido por un retratista perturbado…A lo mejor mañana vuelve… Con sus cangrejos, su sol, sus perros, sus farolas y sus desconocidos… A lo mejor mañana mi alma también se pierde entre los cuerpos de los que vienen sin haber ido… A lo mejor mañana…


Feliz día. Feliz destino.