Datos personales

MI CUMPLEAÑOS ¿Y?



Hoy atesoro un día más. Dicho así no tendría mucha importancia o, a lo más, sonaría a frase hecha de algún tratado barato de autoayuda. Pero este día, justo este día, cuando el reloj que hace forma en mi pared marcaba las 00:00 –hora que siempre me evoca a un tren discretamente detenido- pasé de año como lo hace cualquier calendario en su rutina.

Si fuese filósofo –o sea, tuviese el entretenimiento de preguntarme lo que todos se preguntan pero con egregias interrogantes- podría dejar caer letras y letras sobre este pliego digital acerca del inexorable paso del tiempo. Si fuese escritor –esto es, escribiese aquello que a muchos se les ocurrió pero que sólo uno plasmó con adelanto y cierta decencia sobre lienzos pequeñitos y encuadernados-probablemente contaría una historia sobre una manecilla horaria que se resistía a crecer. Si fuese matemático podría entretener el día en contar cada partícula de tiempo que he ido malgastando por ese camino por el que gasté mis botas de montañero de llanura. Si fuese un amante versado –o sea tuviese esa capacidad de ser amado sin importarme el amar lo más mínimo- hallaría la forma de que el día me prestara las cuitas acertadas hechas por manos de núbil doncella. Si estuviese loco –estadio para el que aún me falta alguna mínima incoherencia- pensaría, digo yo que tal vez pensaría, que el tiempo anda hacia atrás y que hoy han desaparecido algunos achaques de mi cuerpo. Al no ser filósofo, ni escritor, ni matemático, ni amante versado y, no habiendo aún llegado a la nación de la locura –porque allí no llega quien quiere, sino sólo quien puede- sólo me queda agradecer con sonrisa de pájaro bobo las congratulaciones más o menos sinceras de los otros y mirar, con cierto recelo, ese documento donde afirman taxativamente que yo, junto a muchos otros, nací, para bien o para mal, en un día caluroso y apenado como hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario