Me niego a amarte como un adulto.
Quiero sorprenderme aún en el zaguán de tu puerta –bolsillos rotos y pantalones
recién arrugados. Regalarte una tarde de cine con balas de plata y sangre de
mermelada. Recorrer una docena de árboles en el parque y labrar en uno el
nombre que me recorre la boca. Quiero besarte y que todos tus sabores me
estallen en los labios. Quiero tomarte de la mano y sentir tus latidos de
caramelo. Quiero ver como tu sonrisa apaga el paisaje de la tarde clandestina. Y
quiero despedirte en el umbral de tu patio – aún moteadas las sombras por la
claridad última del día… Y hasta que mañana te recorra de nuevo quiero soñarte.
Soñarte y cazar dragones y atravesar selvas y deshilachar cometas con la fuerza
de tus espejos.
No quiero amarte como un adulto,
porque los adultos piensan que amarte no será para toda la vida…
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