Datos personales

A DON ANTONIO MACHADO


Quizá fuese ayer cuando paseabas tu infancia por un patio de Sevilla. Quizá ayer cuando paseaste tu juventud por las tierras llanas de esa Castilla de paisaje recio y deslustrado. Porque para ti, maestro, los días no pasaban como días ni los años como años. Porque manejabas el don de estar y de no estar al mismo tiempo. Te fuiste en silencio. Como lo anunciaste. Ligero de equipaje. Falto de Leonor y, con el aliento último de tu madre, sobre tu nuca de poeta. Te fuiste un día como hoy. Lejos de tu tierra andaluza y de tu Soria venerada.

De tu prosa -tranquila como la tarde- bebieron las palomas del exilio. De tus ensoñaciones mansas nacieron poesías, puños y banderas. Pero jamás enarbolaste más armas que tu verso.

Compartiste rucio con el Quijote al marchar enfermo de la revolución ajena. Compartiste estoicismo con Sancho al no confundir los molinos con gigantes -demasiado libre tu corazón para pertenecer a ninguna patria repartida. Fuiste siempre pintor de ocres sosegados. Sin lugar en tu paleta para el rojo de tu sangre jacobina. Fuiste sombra de ti mismo. Y tú mismo fuiste la sombra que paseaba eterna por el campo que bordabas con tus pasos –caminante no hay camino…

Exhalaste tu último hálito allá. Junto a un Olmo seco y francés -el mismo que un día anotaste en tu cartera y, allá lejos quedó el milagro de tu cuerpo para la vida. Infinita tu mirada hacia el horizonte imaginario y cubierto de terruños. Resucitado de entre tu estampa. Cerca del mar. Republicano y viejo para siempre. Como los hijos de los poemas…

(Don Antonio Machado murió en Colliure un veintidós de febrero de  1.939)  

No hay comentarios:

Publicar un comentario