A modo de aclaración
Por si usted y yo nos hemos encontrado tarde, le aclaro que
Nano es mi lazarillo felino. Un desorden de pelos blancos algodonados. Una
testa con dos ojos de diferentes colores y un remolino indomable en el
flequillo. Un panzón tranquilo e intelectual con ciertos problemas de
estreñimiento cuando la luna es plenaria.
Nano es adorable siempre y me soporta como jamás nadie osó
hacerlo. Me espera si me voy y me acompaña si me quedo. Me lame, me muerde y se
frota conmigo en señal de demandas amorosas y alimenticias. Es tolerante con
las hormigas y servicial con las visitas. No maúlla más allá de lo prudente y
duerme sobre un trozo de cojín que le quedó pequeño hace años.
Nano es Nano. La fiel sombra que, en esta casa, persigue a
la mía …
Un murmullo con Nano
Sí Nano, como te digo, al final me he matriculado otra vez
en la vida, he abierto la puerta desde la que comienzas -en sentido contrario-
tus imaginarias persecuciones y -como presumía- tras ella había ríos y montañas
y una noche que no cabe en los ojos de mil cíclopes.
Ya te dije que algún día lo haría pero también te insistí en
que no me preguntases cuándo (pues sólo yo intuía el amanecer de mi pecho).
Así que hoy domingo, mi Nano compañero, he visitado un
parque y dos jardines, he tocado la madera de tres árboles y me he descalzado
junto a la fuente donde antes bebí tanto; he olido fragancias de muchas Ellas y,
mientras lo hacía, he pensado que la vida espera a los que algún día –con pasión-
la besaron y la abrazaron …
Ya iremos hablando Nano… Aquí… En este Cambalache de letras…
De todo un poco, de casi nada demasiado …
© Cambalache
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