Dicen que ahora, en Septiembre, volarán los gorriones
galdosianos hacia tierras más cálidas; las mariposas volverán a ser orugas, las
orugas cenizas y las cenizas trocitos de nada …
Dicen que bajará el cielo y, aún invicto, el sol se irá
desprendiendo de su armadura ambarina. Se teñirán de marrones las tardes, y las
mañanas, a eso de ser paridas, entregarán epístolas de viento por las ventanas
…
Dicen que se arrullarán los sueños en las raíces de los
árboles y que, junto a su esencia, exhalarán –aquí y allá- nubes de recuerdos y
de savia.
Y dicen que en los rincones de los puentes tintinearán
lamentos de princesas desposadas …
Dicen y dicen… Pero yo te digo que Tú sigues siendo como Septiembre,
tan intermitente y tan cálida, tan cenicienta y tan mágica, tan irreal como la
piel que cubre los lunares de la nada …
Y yo te espero. Como cada Septiembre. En esta casa que fue
tuya y que ahora me deja el tiempo prestada ….
© Cambalache
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