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POR UN SI ACASO


POR SI ACASO…

Llegará el día en que me hagan desaparecer las palabras. En que, entonces, sean ellas las que se ocupen de mí. Porque en este afán por coleccionarlas, por dar un sentido coherente a lo que pienso y a lo que coloco en mi locura, sólo he sacado en claro una cosa: soy lo que escribo.

Hace unos meses, desaparecí. Se fueron de mi lado, los vocablos, las imágenes, la música, los recuerdos, los anhelos, todas aquellas herramientas que me permitían construir mi pequeño mundo, un mundo en el que me he escondido y, del que he hecho mi razón y mi fortuna. Fue entonces cuando apenas nadie me echó de menos… Sólo alguna luciérnaga adorable –a la que desde entonces adoro con vehemencia- vino a iluminar tantas noches y tanta oscuridad tramada. Y es que, jamás se echa de menos al poeta, se echa de menos la poesía… Los poetas –permítanme al menos hoy aplicable tal adjetivo- vamos y venimos, brillamos y nos hacemos brunos, amanecemos y anochecemos, pero la poesía sigue, porque siempre habrá otro dispuesto a tomar nuestro relevo penitente, a tomar la pluma que cayó con desmayo de nuestras manos hacedoras.

Después de aquellos meses, como por arte de una magia que no entiendo, regresé. Tímido al principio. Enlazando trémulo los renglones. Inseguro y  menguado. Venía de una guerra. De la peor de las guerras a las que se puede enfrentar el ser humano: la guerra consigo mismo. ¡Y traía tantas cicatrices de metralla y de recuerdos! Pero aún medroso en los primeros intentos, sentí como las palabras volvían a mí, como quien siente la brisa redentora…

Y escribí. Y escribí. Y aún hoy sigo escribiendo con furia. Apresurado. Inquieto. Sabedor cierto de que me volveré a marchar enterrado entre la tinta que hoy derrocho. No será un hasta nunca. Será un hasta pronto. Porque sé que estoy en la terna de los que son, una y otra vez, llamados al campo de batalla.

No he tratado con lo dicho de advertiros, simplemente he tratado de advertirme. Y por un si acaso, despedirme por adelantado con un adiós que espero tarde mucho en llegar. Mientras tanto os disfrutaré… Y disfrutaré de este mundo pequeño donde soy el amo de todos sus castillos…

Atte. Rafa.



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