Van a dar las nueve de este sábado durmiente. En la calle –al
menos en ésta- el diablo apenas se podría llevar un par de almas. Dicen que
llega lluvia pero todo es oscuridad entre la cicatrices de la noche. Cierto es
que no veo estrellas, luego el matriarcado de las nubes ha debido de hacerse ya
déspota en los avernos más altos. Si llueve abriré un libro y así, cubierto de
palabras, esperaré la fusta de la tormenta. Si no llueve, acaso iré a verte –sólo
acaso- y así, si queda alguna estrella entre las brumas, la descubriré escondido
entre tu cuerpo donde siempre huele a primavera…
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