Datos personales

EN LA ORILLA



Se queda el agua en tu cabello
-ambiciosa y egoísta.

Se queda el sol en tu espalda
-amaestrado y vencido.

Se queda la arena en tu pecho
-seducida y furiosa.

Se queda la sal en tus manos
-mercadeando tu textura…


Y tú,
ola de vidrio sobre el acontecer improbable,
te quedas y sonríes
-amable sostén de piel infinita-,
como un totémico deseo
en el humilde principio de mi océano.

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