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LA GITANA DE LOS AJOS, LA GITANA DE LOS OJOS...



¡Vaya cicatrices de nubes que le han hecho en la panza al cielo! Dicen que viene agua. Me lo ha dicho una gitana que vende ajos enormes -como los quinqués de sus ojos- en la esquina de la Plaza.

¡Ay “compráme” ajos payo… Que sólo es a euro la docena! Y este payo que sonríe -o intenta algo que recuerda- y saca de sus bolsillos grises una moneda nueva, como un solecito de plata, como si fuese una quimera, y la gitana que se ríe, y en sus ojos se ven planetas, y la gitana que me dice: “no tardes mucho payo que hoy viene agua por la Sierra y no que quiero que se te moje tu gracia de poeta…” Y yo que no uso ajos, porque de cocinar no me dio virtud la vida, ni voluntad la querencia, me muerdo los labios y pienso dónde se me ven las letras…

Sé que se pocharán los ajos antes que uso les diera, y que la casa me olerá pocha, y que pocha acabará hoy la tierra, pero qué contenta la gitana -la de los candiles en los ojos- con el níquel “pa” sus prendas.     

Feliz día. Feliz destino.   



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