Linda Daniela –ojos de selva- siempre me decía lo mismo:
mira, aunque ni lo toques, te voy a cobrar por mi cuerpo, o sea, por mi piel,
por mis pechos, por mi grasa, por mis muslos, por mis uñas, por mis labios,
hasta por mis tendones si quieres; pero por éste –y se señalaba el lugar donde
su corazón trasteaba-, por éste no te cobro, canalla, que ya me lo has pagado
con tus versos…
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