Te quiero con mi alma. Con mis manos. Con mis uñas. Con mi
aliento. Te quiero cuando despierto y cuando duermo. Te quiero con mis pies y
mi cabeza. Con mis rodillas y mi pecho. Con mis oídos y mis labios. Te quiero en
cada primavera. Tras el pardo calendario del otoño. Te quiero en el frío cruel del
invierno y en el calor recio del verano. Te quiero vestida y desnuda. Hecha
mujer y hecha niña. Te quiero frente a un espejo y tras una cortina vieja. Te
quiero con tus palabras y tus silencios. Te quiero con tus días grises y tus
días dichosos. Te quiero con mis poemas y mis prosas. Te quiero en el mar y en
la tierra seca. Te quiero en las olas saladas y en los terruños agrietados. Te
quiero subido a la luna y escondido entre una nécora. Te quiero en los
hospitales y en los teatros. Te quiero en los colegios y en las universidades. En
los mercados y en las oficinas. Te quiero tras cada palabra que escribo, tras
cada queja que lamento. Te quiero cuando me desgarras y cuando me acaricias. Te
quiero cuando me quieres y cuando me olvidas. Te quiero en silencio y a voces. Te
quiero enfermo y saludable. Te quiero cabalgando en la locura y sentado en la
razón. Te quiero nervioso y sereno. Te quiero sobrio y borracho. Te quiero
cuando juego y cuando pienso. Cuando me rasco la cabeza y cuando toso. Te
quiero como no te pueden querer más. Agotado y
viejo de decirlo. Agotado y viejo de escribirlo. Agotado y viejo de
cantarlo. Ay! Cómo te quiero.
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