Tú estabas aquí y yo acá. En este mismo sofá. Tú la blusa
medio abierta y el alma medio cerrada. Yo
mis ojos en tu pecho y mis manos en tu falda.
Tú el silencio. Yo el silencio. La mañana, albor de trinos,
en los tallos de la persiana. Las macetas del balcón, tierra sedienta de agua…
Tú, colmena de paciencia. Yo, ron agrio en las agallas.
Siempre lo mismo... Como esperando a que bordaran en el cielo las campanas…
Las sábanas quedaron limpias. Quedaron limpias las
distancias. Quedó limpio el sol desnudo con la noche en su solapa. Quedó tu
saliva blanca hecha nido en mis entrañas.
Tú la blusa medio abierta... Y yo, medio rota el alma...
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