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LA CEGUERA DEL POETA



A cada lado de las sienes,
marchan las orugas negras,
y siento el roer de las ratas
alimentadas de mi mollera.

Yo que tanto al amor compongo
y tanto a las primaveras,
os maldigo alimañas crueles
que hacéis nido en mi sesera.

Qué lejos parecen las noches
que disfracé de princesas,
hasta al soplar me duele el alma
que el infierno hasta el alma llega.

Penando enturbio la pluma
en una tinta, de oscura, ciega,
y me hago trizas las manos
al arar versos de tierra.

Sólo tú serás remedio,
sólo tú serás quimera,
desbroza el ancla que te hunde
y acude a ser mi compañera.


Ilustración: Ferdinand van Kessel, “el baile de las ratas” 

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